La ciudad de Córdoba vivió este fin de semana una muestra más de que los desfibriladores instalados en espacios públicos pueden contribuir a salvar vidas. Que la estación de autobuses de la ciudad andaluza estuviera equipada con estos dispositivos gracias al compromiso de la compañía de transportes ALSA a través de B+Safe permitió que un varón de 67 años salvara su vida tras sufrir una parada cardíaca en esas instalaciones.
La inmediata intervención de un empleado y dos vigilantes de seguridad, asistidos por el Desfibrilador Operacional Conectado (DOC), hizo posible que el accidentado pudiera superar el incidente cardíaco. La formación en reanimación cardiopulmonar RCP, soporte vital básico y en el empleo de un desfibrilador del personal de la estación, impartida por los planes de formación de la empresa de cardioprotección, así como la ayuda de un estudiante de Medicina, fueron esenciales para la supervivencia del hombre.
El sábado, hacia las 20:00, el hombre se sintió indispuesto en plena estación y cayó desplomado. Cuando las personas que lo asistieron comprobaron que estaba en parada cardíaca, llamaron a los servicios de emergencias y empezaron a realizarle un masaje cardíaco mientras seguían las instrucciones del dispositivo salva vidas, que cuenta con un sistema de tele-asistencia. Tras colocar en el pecho del varón los parches del DOC, fueron necesarias dos descargas eléctricas hasta que llegaron los médicos de emergencias, que lo llevaron rápidamente al hospital.
Allí se recupera «de manera satisfactoria y sin secuelas» gracias al compromiso de ALSA, cuyos desfibriladores dispuestos en su flota y en varias estaciones de España sirven para asistir a cualquier persona que sufra un problema de corazón en las proximidades, independientemente de que vaya o no a montar en sus autobuses. La familia del afectado ha querido agradecer «toda la ayuda» prestada por el empleado, el personal de seguridad de la estación de Córdoba y al joven estudiante de Medicina: «son unos verdaderos profesionales, gestionaron la situación con la máxima rapidez y eficacia al mismo tiempo que mantuvieron un trato humano y cariñoso con nosotros, haciéndonos sentir apoyados y protegidos en ese angustioso momento».
Este caso confirma que la existencia de apenas 1,7 desfibriladores por 100.000 habitantes que hay en España es una cifra insuficiente para mantener al país cardioprotegido. A su vez, que ALSA incorpore desfibriladores inteligentes a sus áreas de actuación y forme a los empleados permite que la actuación ante estos casos sea más eficaz y pueda salvar vidas.
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