Los días 14 de cada mes de marzo se conmemora el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardíaco. En esta fecha se busca concienciar a la población europea acerca de la importancia de mantener unos cuidados cardíacos esenciales para evitar riesgos que pueden comprometer seriamente la salud general y cardíaca de millones de personas. Por tanto, las recomendaciones saludables cobran un peso especial en una jornada como esta.
Conseguir una adecuada prevención del riesgo cardíaco no es una tarea especialmente complicada, ya que podrían bastar unos compromisos diarios para asumir hábitos saludables que conduzcan a una salud cardíaca más reforzada. Por esta razón, desde Proyecto+Vida os presentamos unas acciones que podéis incorporar a vuestras rutinas cotidianas para realizar una completa prevención del riesgo cardíaco.
Primera hora
Cada mañana suena el despertador a una hora más temprana o más tardía en función de los horarios de cada uno. Es un momento que hay quien aprovecha para darse una ducha, ir desayunando, vestirse y cumplir con las obligaciones familiares, en función de las circunstancias. En esta franja podemos adelantar media hora nuestra hora de despertar para aprovechar estos minutos y salir a correr, hacer algo de gimnasia o incluso pasear a nuestra mascota para ir tomando el aire y activar el organismo con una sesión de deporte matutino.
Desayuno saludable y completo
No por comer menos nuestro cuerpo está más sano, pues lo importante es hacer comidas saludables. El desayuno, especialmente si hemos amanecido de forma deportiva, es una parte indispensable de la toma diaria de calorías. La leche con café o cacao se puede acompañar de tostadas de pan con jamón y tomate, cereales, zumo, frutas o incluso jamón cocido o pavo. Estos alimentos son ligeros y nutritivos, con vitaminas, minerales, proteínas e hidratos, así que dan energía para el resto de la mañana.
Trabajo
El puesto de trabajo no suele dar pie a grandes acciones saludables, pero sí hay unas pautas de prevención de riesgo cardíaco que se pueden hacer incluso sentados en la oficina. Lo primero de todo es la propia llegada, ya que podemos intentar ir en bicicleta o caminar unos minutos para que los músculos también se esfuercen junto a nosotros.
Una vez en la silla, hay ejercicios idóneos para trabajar la musculatura sin movernos. Es el caso de estiramientos de gemelos o actividades de esfuerzo abdominal, sencillos y siempre positivos para evitar el sedentarismo y la inactividad. Asimismo, el tabaco no es buen complemento para esta iniciativa saludable. Además, si en nuestro trabajo hay un desfibrilador instalado estaremos bien preparados para salvar vidas en caso de emergencia cardíaca.
Alimentación laboral
Una tentación en plena jornada de trabajo es caer en los aperitivos, comida precocinada o bollería industrial para ir picando entre horas, por no hablar de refrescos o bebidas edulcoradas. Hay vida más allá de estos alimentos poco saludables tanto en forma de piezas de fruta que ir comiendo con el paso de las horas o bocadillos más nutritivos. El embutido, el jamón cocido y otras opciones poco grasas son mucho más sanas que las otras posibilidades.
A la hora de comer, en caso de trabajar en jornadas interrumpidas para el almuerzo. Una buena idea es preparar en casa el menú diario. De esta manera se pueden organizar las comidas semanales para que sean variadas, cuenten con carne y pescado, verduras, legumbres, pasta o arroz. Estas combinaciones permiten también que sepamos la cantidad de sal y los componentes de nuestros platos, algo que no se puede garantizar cuando se come en el exterior.
Tarde libre y prevención del riesgo cardíaco
Cuando se acaba la jornada laboral se abre un periodo ideal para no quedarse en casa sin hacer nada. Tanto a nivel familiar como en solitario, el ocio activo se presenta como una opción ideal tanto en forma de deporte como incluso de paseos, ya que caminar también es beneficioso para la salud cardíaca. Puede que el cansancio de un día largo nos incite al sedentarismo, pero la adrenalina y el esfuerzo del deporte permite desestresar y relajarse incluso en compañía.
Los centros comerciales o los bares también suelen ser opciones populares de las que tampoco nos podemos olvidar ni prohibirlas. Eso sí, siempre con cierto control para no pasarse con «una cervecita», «solo una copa» o «un aperitivo», ya que el alcohol y la comida rápida no son la solución para disfrutar de una vida sana.
Cena y noche
La última comida del día también es importante para la prevención del riesgo cardíaco. Las grandes comilonas o atracones son difíciles de digerir y pueden llevarnos a pasar una mala noche. El pollo a la plancha, una cantidad moderada de hidratos para recuperar fuerzas, las verduras o los huevos -todo ello en cantidades prudentes- son el complemento ideal a muchas horas en pie.
En cuanto al sueño, las personas que no descansan adecuadamente son más propensas a las incidencias cardíacas. Por tanto, intentar dormir entre siete y nueve horas posibilita un reposo adecuado para renovar energías e iniciar la mañana siguiente con más fuerzas y dispuestos para seguir aplicando nuestras recomendaciones saludable.
Este plan para el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardíaco se puede adaptar a las particularidades y los horarios de cada persona, pero su base permite aportar a nuestro día a día una combinación de deporte y alimentación sana muy adecuada para la salud del corazón y nuestro bienestar completo. El objetivo es mantener nuestra forma de vida introduciendo unos cambios que nos vendrán muy bien.