Después de unas merecidas vacaciones, la vuelta al trabajo puede ser muy dura: Aumento del estrés, cambios en la alimentación, vuelta a los madrugones y largas jornadas de trabajo. Entre todos estos factores es importante destacar los cambios que podamos sentir en nuestras horas de sueño, un mal descanso nocturno puede ser un síntoma de un problema mucho más complejo relacionado con nuestro corazón. Científicos y expertos en el sueño abre nuevos métodos y estudios de cuidado y prevención.
En muchas ocasiones, este tipo las enfermedades relacionadas con el corazón se manifiestan con dolores opresivos en el pecho, sudoración fría, sensación de desmayo, náuseas… Sin embargo, no se presta atención a la calidad del sueño, pues roncar o no conseguir dormir profundamente también puede ser síntoma de un problema cardiovascular.
Por ejemplo, la conocida como ‘apnea del sueño’ que provoca ahogos a las personas que lo sufren mientras duermen, acompañados de profundos ronquidos, puede provocar daños cardiovasculares. Al generar menos entrada de aire en el cuerpo, el corazón y el cerebro se estresan, lo que se traduce en posibles infartos o accidentes cerebrovasculares.
¿Cómo saber si nuestro corazón está sufriendo mientras dormimos?
Mientras dormimos nuestro cuerpo llega a un estado de relajación único a lo largo del día, esto no significa que deje de trabajar. De hecho, este estado de relajación permite medir de manera muy clara si existe alguna alteración en nuestro organismo.
Existe una prueba llamada “Stop Bang”, de la Universidad de Canadá, que permite detectar las principales anomalías durante el sueño y que reflejan en el pulso, respiración, sonidos, etc.