Cada día 6 de abril se celebra en todo el mundo el Día mundial de la Actividad Física, una iniciativa en la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fomenta una vida activa para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
La OMS estima que el 6 % de la mortalidad mundial se debe al sedentarismo, la cuarta causa de muerte en el planeta, y a su vez incrementa los riesgos de diabetes, cardiopatías isquémicas o cánceres de mama o colon.
La actividad física no se debe confundir con el ejercicio físico, ya que este término está más asociado al deporte y exige cierta organización, estructura y entrenamiento en el ejercicio. La actividad física supone el conjunto de acciones cotidianas que no son deportivas como tal, pero en las que existe movimiento para el cuerpo. Por tanto, incorporar al día a día una serie de hábitos saludables y activos ofrece beneficios cardíacos y generales muy positivos para el organismo.
Dentro de las jornadas cotidianas hay tiempo suficiente para realizar actividad física sin desgaste ni cansancio. Así que se puede conseguir llevar una rutina saludable e ir introduciendo en ella, poco a poco, conductas de gran beneficio para el corazón.
Día mundial de la actividad física ejemplar desde primera hora
En un día de diario convencional se suele madrugar para ir a trabajar. Una vez se cierra la puerta del hogar, toca elegir cómo llegar al puesto de trabajo.
Existe la opción de coger el vehículo propio e ir de puerta a puerta, algo que puede ser cómodo pero es terrible tanto para tu organismo como para el medio ambiente. Una vez desechada esta opción, os ofrecemos alternativas más apropiadas para tu actividad física.
Los afortunados que viven cerca de su lugar laboral pueden, incluso deben, ir caminando. Unos minutos de paseo a por la mañana no solo desoxidan el organismo, sino que oxigenan el cerebro antes de ponerlo a trabajar. Algo similar ocurre con las bicicletas, ya que permiten cubrir una distancia mayor de una forma muy sencilla y veloz, con actividad para tus piernas, y de forma ecológicamente responsable.
En caso de que no haya manera de ir a pie o en bici a tu lugar de trabajo, recurrir al transporte público es un recurso eficaz. Eso sí, se pueden aumentar los metros recorridos a diario si nos bajamos una parada antes o aprovechamos el tiempo libre tras salir del trabajo para dar un paseo hasta alguna parada quizá no tan cercana.
Jornada laboral
Sea cual sea la ocupación de cada uno, el trabajo ocupa buena parte del día de millones de personas. Aunque hay puestos en los que hay implícita cierto movimiento o acción física, buena parte de ellos se realizan sentados frente a un ordenador, así que el margen para la actividad física es reducido.
Para intentar compensar estas horas estáticas, las recomendaciones pasan por no permanecer más de una hora seguida sin movernos. Aunque sea un breve paseo por la oficina o caminar hacia otro departamento de la empresa, estos pequeños gestos también suman en el objetivo de mover el cuerpo.
Ocio y tiempo libre
Las horas libres son perfectamente adecuadas para predicar con el Día mundial de la actividad física. El deporte es una alternativa que previene el riesgo de accidentes cardíacos, pero se le puede acompañar con planes que impliquen paseos o quema de energía y calorías. Una vez en casa, subir y bajar escaleras y abandonar el ascensor es otra opción para tener más movimiento.
Asimismo, tanto jugar con los niños como la realización de las tareas del hogar, dos cuestiones muy del día a día, también se adaptan a las recomendaciones de la OMS para que todas las personas abandonen el sedentarismo. Una progresiva incorporación a una rutina con ejercicio y actividad física es el camino para mejorar notablemente la salud del corazón.